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Centros Culturales de Barranquilla y Pereira
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Tipo de minisitio

El artista

La dimensión que ha desarrollado el arte sobre los postulados arquitectónicos modernos es una de las inquietudes e intereses del artista Henry Salazar (Cali, 1975), pues su producción ha tenido la pregunta desde el habitar en múltiples escalas y condiciones.

Con su obra, el artista revisa planteamientos de la arquitectura moderna y fundamentos estéticos y urbanísticos de arquitectos como Le Corbusier. 

De manera particular, Salazar se ha interesado por el plan piloto para Tumaco (1948-1953), que nunca fue implementado, como referencia para varios de los proyectos plásticos.

 

Insurgencias o la dinámica del monumento en la ciudad contemporánea

Henry Salazar propuso un laboratorio que problematizara la relación del espacio público con sus monumentos, la arquitectura, las fuentes y los numerosos elementos que constituyen el paisaje urbano de las ciudades. Su experimento consistiría en ver de qué manera se podían entender estos tejidos sociales derivados de dicha observación, en dos ciudades tan disímiles como Barranquilla y Pereira. En la primera, los participantes fueron principalmente artistas autodidactas y artesanos, mientras que en Pereira eran sobre todo estudiantes de arte y gestión cultural.

Sus preguntas partían de las siguientes premisas: ¿cuál es la lectura del momento en la ciudad contemporánea? ¿Son estos gestos heroicos o libertarios ilustrados en los monumentos públicos, conocidos y apropiados por los transeúntes? ¿Existe un distanciamiento del monumento y el pedestal como elemento de poder, en relación con el espectador cotidiano?

En cada lugar sucedieron experiencias muy distintas y supremamente dicientes sobre cómo se lee un lugar, su lugar, En el primer taller, llevado a cabo en el histórico muelle de Puerto Colombia, los participantes decidieron trabajar alrededor de tres temas: Naufragio, Memoria y Monumento. Al ser un sitio tan icónico y cargado de historia y olvido, resultaba hasta cierto punto un grito de nostalgia colectiva.

Hicieron un modelo a escala del extremo del muelle con madera basta y recuperada, en un trabajo arduo y colaborativo liderado por el artista local Jorge “Pintura” Miranda. Al final del laboratorio en un gesto político y de resistencia, la maqueta construida se emplazó afuera de la antigua estación del tren que conectaba el muelle con el continente.

Pereira fue otra cosa. La memoria monumental los llevó a la “Calle del Tuvo”, que aludía a un sector de la ciudad donde se reunían personas de cierto poder económico, pero que con el tiempo cayeron en desgracia. De esta manera, los participantes indagaron acerca de la gentrificación en la ciudad a partir de la antigua plaza de mercado. Esta se reubicó para, en su lugar, hacer una gran plazoleta con un centro comercial al costado, creando así una idea de progreso que borraba toda historia social y política del anterior mercado. 

Adicionalmente, desde la esfera de lo íntimo se plantearon dos ejercicios que se hacían extensibles a la colectividad de la ciudad. En el primero se indagaba sobre la relación entre naturaleza y arquitectura, de cómo esta última genera un fuerte impacto en el paisaje, pero sin caer en el lugar común de la denuncia sino de un modo poético que proponía las huertas urbanas como una forma de resistencia. En el segundo se buscaba develar la historia cotidiana de madres y abuelas que han compartido sus saberes y afecto a través de la comida y lo doméstico.

 

Area misional
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