Recientemente el Trío Sitkovetsky de Alemania realizó en Colombia una intensa agenda artística que cerró en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango el pasado domingo 31 de julio. Antes de su concierto en Bogotá, el Trío se presentó en Manizales y Pereira; y ofreció talleres de interpretación para estudiantes de violín, violonchelo y piano. El concierto de cierre de su gira por el país se caracterizó por la profunda expresividad, que indudablemente generó gratos momentos de fascinación en el público.

El preámbulo a los conciertos fue la grabación de una breve conferencia a cargo del musicólogo y compositor Pedro Sarmiento. Si bien la idea de asistir a una conferencia pregrabada no es tan emocionante como lo es asistir a los conversatorios que tradicionalmente antecedían a los conciertos de la Sala, es una idea formidable para poder presentar el mismo tipo de material y generar las mismas dinámicas previas al concierto en las demás ciudades donde se presentan los artistas. La presentación de Sarmiento fue elocuente y enriquecedora; permitió a los asistentes hacer un seguimiento de la historia del trío como género musical, señaló interesantes aspectos de su evolución e incluyó referencias a diversos compositores colombianos que, a lo largo de los años y hasta nuestros días, han mantenido una atención especial para este tipo de ensambles de cámara.

Desde la primera obra del programa, las Piezas de fantasía, Op. 88 de Robert Schumann, los artistas desplegaron una propuesta llena de detalles muy interesantes. En los primeros movimientos fue particularmente llamativo el manejo del vibrato por parte del violín y violonchelo, permitiendo una sonoridad cálidamente orgánica; parecían realmente un solo instrumento que reverberaba al mezclarse con la estabilidad del piano, generando una atmósfera envolvente. El tercer movimiento de esta obra generó una impresión especial en la audiencia, de la cual se desprendieron sinceras ovaciones antes del inicio del movimiento final. Si bien en muchos conciertos de cámara el aplaudir entre movimientos es considerado indiscreto (y a veces castigado con aún más incómodos y prepotentes seseos), en esta ocasión fue evidente que parte de la audiencia desembocó en agradecimiento colectivo desde la intimidad silenciosa de la Sala. La obra finalizó impactantemente; el contraste entre secciones de triunfal majestuosidad y episodios que recordaban el lirismo de movimientos anteriores permitieron llevar a la audiencia por un recorrido lleno de sorpresas intensamente expresivas.

Luego de una breve espera antes de la segunda obra, aprovechada por la parte del público que, entre quejidos y disculpas, llegaba finalmente a ocupar su puesto en la Sala, el ensamble compartió su rendición del Trío con piano de Maurice Ravel, el cual fue una propuesta completamente novedosa y contrastante respecto al Schumann. Una de las características de Ravel fue su prodigiosa orquestación, la cual generaba en sus obras una exploración tímbrica que expandía las posibilidades sonoras y expresivas hasta rangos inesperados. Este elemento, junto con otras decisiones compositivas igualmente aventuradas hacen de esta obra un reto técnico de dimensiones titánicas.

El Trío Sitkovetsky enfrentó dicho reto con magistral entereza, con una interpretación llena de riesgos y contrastes muy expresivos. En cada cada movimiento la obra llevaba a la audiencia por senderos llenos de actividad rítmica, sonoridades exuberantes, sorpresas armónicas y episodios de apasionado lirismo. La interpretación del Ravel brilló por su madura sofisticación a favor de intensiones auténticamente expresivas.

La última obra del concierto presentó otra faceta en este tríptico de visiones que proyectaban expresiones sonoras muy diversas. Como señalaba Ellie Anne Duque en sus interesantes notas al programa, el Trío con piano No. 1 de Johannes Brahms sintetiza dos momentos muy diferentes: los impulsos de un joven compositor que años más tarde serían revisados y forjados hacia una propuesta enriquecida por una estética madura y profundamente expresiva. El ensamble interpretó con intensidad y dramatismo cada movimiento; aquel hilo narrativo con el cual Brahms logró entretejer una filigrana de emociones y pasiones sonoras llevó a la audiencia por momentos que podrían mutar rápida e imperceptiblemente desde la más atribulada intimidad hasta la más eufórica expresión sonora que llenaría cada rincón de la Sala.

Para el encore los miembros del ensamble se despidieron de la audiencia con una selección del Trío, Op. 70 No. 2 de Beethoven. El Trío Sitkovetsky dejó una impresión muy profunda en el público, el cual disfrutó vibrantemente cada momento que el ensamble compartía de la manera más genuina y comprometida desde el escenario. El programa fue exuberante y ambicioso, y la interpretación del ensamble fue absolutamente genial. Un concierto enriquecedor y gratificante desde muchos puntos de vista.

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Concierto del Trío Sitkovetsky (Alemania) - Temporada Nacional de Conciertos 2022