«Emprenderemos, pues, un viaje musical por diferentes países de Europa, escuchando obras que provienen de contextos musicales muy distintos, pero que tiene en común la libertad que condujo a la exploración armónica y estilística que caracterizó a la música instrumental y vocal de este periodo (siglos XVI y XVII)», así finalizó la musicóloga Angélica Daza Enciso su introducción de las notas al programa, para los conciertos de arpa barroca ofrecidos por Margret Köll en el marco de la Temporada Nacional de Conciertos del banco de la República. No podría ser más acertada en esta apreciación para invitar a sus lectores a emprender un recorrido lleno de conexiones y datos curiosos a través de las más interesantes manifestaciones culturales que indiscutiblemente resonarían entre los miembros de la audiencia.

El concierto en Bogotá, realizado el pasado miércoles 31 de agosto, estuvo acompañado por conciertos en centros culturales del Banco de la República en otras ciudades, esta vez en Armenia y San Andrés. ¡Este viaje musical por diferentes países de Europa, también se embarcó en un viaje por diferentes ciudades colombianas! Particularmente en Bogotá, Daza también ofreció una charla previa al concierto acerca de los orígenes e historia del arpa, y del tipo de repertorios incluidos en el concierto. Asimismo, Margret Köll ofreció un conversatorio el día previo al recital acerca de interpretación histórica. El arpa es un instrumento que ha cruzado fronteras desde tiempos inmemoriales para tener representaciones musicales en infinidad de culturas; innegablemente también ha sido parte fundamental de nuestra tradición musical latinoamericana. Un elemento profundamente revelador fue reconocer las vicisitudes por las que el arpa, desde sus rudimentarios inicios, ha pasado para acompañar los cambios y requerimientos estéticos de diversas tradiciones musicales. El concierto de Köll evidenció cómo el arpa logró adaptarse a diversos cambios con magistral sofisticación y unas posibilidades expresivas singularmente expresivas.

 El programa del concierto fue exuberante: reunió 24 obras de más de diez compositores que representaban una gama de influencias estéticas igualmente abundante en contrastes y estilos. Esta selección quedó estructurada orgánicamente en grupos más pequeños con la intención de generar unidades expresivas en el programa. Bajo el título Shades of Melancholy (Sombras de melancolía), el programa organizó obras que, en su mayoría, eran transcripciones o adaptaciones de Köll, y que se enlazaban por consideraciones netamente musicales como conexiones tonales, fluidez rítmica, y asociaciones emocionales. Fue una ingeniosa manera de enmarcar una gran cantidad de piezas dentro de una línea expresiva más allá de la organización por fechas, países o compositores, lo cual habría resultado bastante árido.

Köll abrió el concierto con una adaptación de un preludio, original para clavecín, de Johann Sebastian Bach, seguido por un aria compuesta por el enigmático Conde de Saint-Germain. A medida que se desarrollaba el concierto, la solista fue introduciendo al público de la manera más encantadora por todas las capacidades expresivas y sonoras de su instrumento. Fue un recorrido caracterizado por una sensibilidad muy delicada pero igualmente profunda. Una de las características en la sonoridad del arpa que Daza resaltó en la charla fue ese timbre ‘puro’ y directo de la cuerda pulsada, propio de los instrumentos que no tienen un diapasón sobre el cual el artista manipula la afinación o longitud de la cuerda para cada altura; esta particularidad en la construcción del instrumento desembocó en un timbre de impecable transparencia que resonaba en la Sala de Conciertos de manera suave y envolvente.

Con particular libertad expresiva, la solista conectó a la audiencia con nuevas interpretaciones de un repertorio inmensamente variado; igualmente variados fueron los recursos sonoros que logró explorar a lo largo del concierto. Por momentos el arpa proyectaba un brillo en los registros agudos que emulaba con magistral destreza la escritura más idiomática del clavecín, pero de manera inmediata podría sumergirse en las profundidades de los bajos con timbres guturales y reverberantes. En otras selecciones, Köll lograba exponer una intrincada filigrana contrapuntística donde cada voz de este tejido proyectaba un timbre característico e individual. Asimismo, en varias de las obras propias del repertorio vocal mantenían esa flexibilidad melódica para emular con sofisticada destreza el color y timbre de la voz humana. El recorrido conectó las obras de Bach, con Purcell, Frescobaldi, Gesualdo, Dowland y muchos otros distantes compositores dentro de una idea cíclica que regresó a su inicio para cerrar el concierto con el Aria de las Variaciones Goldberg de Bach; fue un momento muy especial que dejó a la audiencia particularmente fascinada.

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Concierto de la arpista Margret Köll (Alemania) - Temporada Nacional de Conciertos 2022