El artista
Alex Rogriguez (Cali, 1981) estudió Artes Plásticas en la Universidad del Cauca en Popayán y tiene una maestría en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia. En su trabajo ha estado interesado por la relación entre el comportamiento de las personas y la arquitectura. Es así como en algunas de sus obras, el tema central han sido los espacios educativos y las actividades ocultas detrás de estos espacios, como la venta y el consumo de drogas. Rodriguez trabajaba desde el dibujo, los objetos encontrados como las “papeletas” de drogas en Cali, libros usados, maquetas, entre otros medios.
Ha realizado exposiciones individuales en San Juan de Puerto Rico, Cali, Barranquilla, Popayán y Bogotá, entre otras ciudades, y exposiciones colectivas en espacios como FRAC PACA, Marsella, Francia, y en el Mac de Lima en 2017; en el MamBo en Bogotá en 2016; en 2017, en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), Zapopan, México en 2014, entre otras salas. Ha trabajado como docente en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá y en el Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali.
Trazado I, Caquetá
Para este proyecto de creación colectiva, Alex Rodríguez se desplazó a la ciudad de Florencia (Caquetá) para trabajar con tres instituciones educativas de carácter público, dos rurales y una urbana en el departamento de Caquetá: Institución Educativa Rural Sabio Caldas, situada en la población de Santuario; Institución Educativa Rural Santander, y la Institucion Educativa San Juan Bautista Migani, en el centro de la ciudad de Florencia. En cada lugar el artista se reunió con grupos de 20 estudiantes seleccionados por los docentes. En la introducción al taller se habló de temas como el desarrollo de las ciudades, el individuo urbano y sus roles en la sociedad, el trabajo, el amor y el desencuentro: se hicieron conexiones con obras de las vanguardias europeas del siglo XX y de artistas contemporáneos colombianos, como Beatriz González, Feliza Bursztyn y Ever Astudillo.
Trazado I, Caquetá propuso a los estudiantes una aproximación al dibujo a partir del reconocimiento del lugar próximo. Los estudiantes trabajaron fuera de las aulas de clase, en lugares de tránsito como corredores y espacios abiertos, y realizaron ejercicios básicos de dibujo en gran formato para ampliar ideas sobre la línea, la estructura, el movimiento, el plano espacial del papel, el soporte, el volumen y el cuerpo. Al final de este proceso se instalaron todos los dibujos de gran formato como si fueran una sola obra colectiva a partir de varias individualidades, para reflexionar sobre el trabajo y para fotografíarlo.
Rodríguez se desplazó hasta el municipio Solano, cercano al departamento de Putumayo, con el propósito de conocer a diferentes comunidades uitoto y la Institución Educativa Campo Elías Marulanda en Solano. Allí, acogido por un sistema educativo que conserva la lengua y la cultura índigena, realizó una jornada de dibujo sobre el paisaje, los recorridos y el teatro. La actividad finalizó en la maloca de la comunidad.
El último taller se realizó en la ciudad de Florencia, una escuela más cerrada en términos arquitectónicos por su condición urbana. Rodríguez comenta sobre la experiencia comparativa de visitar estos espacios educativos: “El resultado muestra tres escuelas en un sector para mí desconocido, como seguramente lo es para muchos en el interior del país, con una presencia militar destacable que inunda el imaginario social y que contrasta con una realidad mestiza, campesina e índigena. Se perciben amplias diferencias, producto del modelo sociopolítico centralista que nos ha abrigado históricamente y de lo inmensamente dividido y polarizado que se encuentra el país”.