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Hernán Díaz (1929-2009) fue para la historia de Colombia uno de sus más reconocidos fotógrafos. Desde sus primeras fotografías de retratos, a su último recorrido por paisajes y composiciones artísticas, es posible reconocer el nivel estético de un fotógrafo dedicado a buscar la personalidad de aquello que registraba, así como su curiosidad por capturar una memoria de la cotidianidad colombiana. Su colección, integrada por cerca de mil imágenes y adquirida por el Banco de la República en el año 2012, presenta una oportunidad para acercarse al panorama nacional de los últimos cincuenta años a través de un fotógrafo que tuvo, como pocos, la oportunidad de estar cerca de los principales protagonistas de la historia del país.

Panorámica del centro de Bogotá

Imagen: Panorámica del centro de Bogotá

Hernán Díaz nació en 1929 en la ciudad de Ibagué, pero a los siete años su familia se trasladó a Bogotá, ciudad en la que va a vivir hasta el final de sus días. Sus primeros trabajos con la fotografía comienzan con retratos que realizaba de personajes conocidos que encontraba en vuelos internacionales, mientras trabajó como auxiliar de vuelo para la Pan American Airways. En 1954 se traslada a Estados Unidos, donde estudió fotografía en la Photographers School de Connecticut. Muchos fotógrafos influyeron a Hernán Díaz, pero ninguno produjo un impacto tan fuerte como Henri Cartier Bresson. En muchos sentidos, su obra sirvió como inspiración para que el colombiano mantuviera siempre una relación espontánea con la cámara, y el uso de máquinas livianas –como su Leica de 35 mm– le permitieron tanto la flexibilidad como la movilidad que repercutió en una espontaneidad evidente tanto en sus fotografías de retrato como en sus paisajes y reportajes.

Al regresar a Bogotá comenzó sus primeros trabajos profesionales, inicialmente con retratos realizados a sus amigos. Sus inicios, menciona su gran amigo y también fotógrafo Rafael Moure, fueron como los de la mayoría de fotógrafos: contratos para eventos sociales como fiestas de quince años y matrimonios. Sin embargo, la cercanía a personajes que para la década de los cincuenta comenzaban a tener una presencia mediática importante, permitió que realizara fotografías que hoy se han convertido en íconos de la memoria visual del país. La esfera artística fue siempre cercana al fotógrafo, de hecho, fue en la casa del escultor Eduardo Ramírez Villamizar como conoció a Moure, y sería durante su estadía en Cartagena, en la casa del pintor Enrique Grau donde realizaría un trabajo determinante en su carrera, el primer libro de tres dedicado a la "Heroica".

Retrato del músico Jorge Velosa

Imagen: Retrato del músico Jorge Velosa

A pesar del estatus de artista que logró Hernán Díaz en una técnica que el país tardó en reconocer como arte, nunca abandonó las características de oficio que tiene la fotografía. Aún los retratos de publicidad política están cargados de un estilo y una personalidad que hacen que hoy los podamos apreciar más allá de su connotación histórica. La lista de personalidades que retrató es larguísima: Gabriel García Márquez, Marta Traba, Alejandro Obregón, Fernando Botero, Gloria Zea, Monseñor Pedro Rubiano, Andrés Pastrana, Jorge VelosaCarlos Vives, Gloria Valencia, Antanas Mockus y un largo etcétera presentan, en su conjunto, un gran panorama de la vida política y cultural de Colombia a lo largo de casi cincuenta años. Muchos de estos retratos fueron encargos particulares; en otros casos, hicieron parte de los trabajos que realizó para la revista Cromos a partir de 1959, para la revista Credencial a partir de 1998, o el diario El Espectador desde el 2003. Quizás algunos critiquen su relación con las esferas del poder, pero su éxito se debió a su prestigio como retratista, pues fue gracias a su trabajo franco e intimista donde buscaba que los rasgos físicos y los gestos exhibieran la personalidad del retratado, donde se aprecia una cualidad técnica notable. Gracias a su manera de transmitir la personalidad de los personajes que retrataba, a los que el fotógrafo siempre trataba con admiración, es que ha sido posible heredar una cartografía visual muy completa de las personalidades que han tenido un rol crucial en la historia contemporánea de Colombia.

La Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango permite acceder a una importante selección del archivo gráfico de Hernán Díaz, compuesto por un total de 1.000 fotografías, de las cuales 441 pertenecen a retratos, el género que hizo más conocido al autor, organizados por la relación del personaje con una esfera específica: iglesia, música, academia y ciencia, industria y empresarios, literatura, arte, política, cine, teatro y televisión, y, finalmente, periodismo. Muchas de estas fotografías ya son íconos de la historia visual colombiana, como los retratos políticos de César Gaviria y Luis Carlos Galán, que hicieron parte de sus campañas presidenciales. Otras fueron portadas o reportajes de destacadas revistas como Cromos o Credencial, y algunos de estos retratos se convirtieron en emblemáticos para los personajes retratados, tales como el realizado a Jaime Garzón o los retratos en diferentes momentos de la vida del artista plástico Ramírez Villamizar.    

Fachada de una población rural de Boyacá

Imagen: Fachada de una población rural de Boyacá

Pero limitar el trabajo fotográfico de Hernán Díaz al retrato sería dejar de lado esa parte que, fuera de las convicciones comerciales, revelan un interés estético en encontrar ángulos, paisajes y momentos a través del blanco y negro. El rótulo que se le asignó de “artista” fue propuesto entre otros por la conocida crítica Marta Traba. El trabajo de Díaz con las artes fue aceptado por él mismo al colaborar como jurado del XIX Salón de artistas nacionales de 1967, y participando como artista en el de 1994, además de exponer en diversos montajes colectivos e individuales en museos de Colombia y el mundo. En su propio interés artístico, quizás menos popular pero igualmente interesante, se acercó a una fotografía de reportaje, buscando esos “momentos decisivos” a la vez que construía una historia específica. Hernán Díaz recorrió el país en búsqueda de esas imágenes, y aunque son poco conocidas, se reconoce su impactante valor tanto artístico como documental. La serie fotográfica de Boyacá, por ejemplo, se acerca a la vida cotidiana del día de mercado, a la población campesina que transmite en su rostro la identidad de una región, y a los simpáticos ángulos que espacios como la tienda o la entrada de la iglesia pueden contar de una historia que a veces pasa desapercibida. Su búsqueda de personajes que irradian personalidad es una constante en su periplo por Colombia, en los cuales las fotografías de Barranquilla y Cartagena, así como la de las plazas populares de los pueblos, transmiten una alegría autóctona. Otras fotografías constituyen un testimonio importante, pues se trata de fotografías aéreas de regiones y lugares de Colombia, algunos de difícil acceso como lo fue la isla de Malpelo en el Océano Pacífico.

A través de 322 fotografías de 22 lugares del país, es posible encontrar en la colección del Banco de la República la mirada de país que evocó Hernán Díaz. Este archivo constituye el 46 % de la totalidad de la obra disponible, entre reportajes gráficos, paisajes y fotografías aéreas de los siguientes lugares: Guainía, Amazonas, Barranquilla, Boyacá, Cartagena, Cali, Chía, Girardot, Bucaramanga, Cúcuta, Honda, Medellín, Malpelo, La Calera, Mompox, Neiva, Pereira, Río Magdalena, Arjona (Bolívar), Tabio, San Andrés, Santa Marta y Buenaventura. En algunos casos, como en Boyacá o Cali, además de un intenso trabajo exploratorio, las fotografías fueron una investigación exhaustiva que además de resaltar los intereses estéticos del fotógrafo, también constituyen un ejercicio de investigación documental.

Retrato de pensionados en el centro de Bogotá

Imagen: Retrato de pensionados en el centro de Bogotá

Se pueden encontrar dos perfiles claros de su fotografía: por una parte, el retrato, en su riqueza y su personalidad; y, por otra parte, su encuentro con el ambiente, con personajes urbanos y anónimos que pertenecen y dan vida a un entorno específico, sea natural o urbano. En la fotografía de reportaje depende de los encuentros que se dan en las esquinas de las calles, en las plazas, de momentos que emergen para ser fotografiados, “la personalidad de los seres”, como mencionó su gran amigo Rafael Moure en una entrevista realizada para la exposición dedicada al fotógrafo. Incluso su fotografía dedicada a la industria conserva ese aire romántico de dotar de personalidad su reportaje. Las tres hojas de contacto disponibles, así como las 16 fotografías internacionales que alberga la colección, cierran de forma integral una mirada exhaustiva a la obra del fotógrafo Hernán Díaz. Su relación romántica con el blanco y negro, alimentada también por su afición al cine, se ve reflejada en una obra que, vista en su calidad artística, así como su testimonio documental, constituye una oportunidad única para reconocer la historia visual del país.

Texto redactado por Carlos Rojas Cocoma